El Campamento Juan Pablo II lo
componemos las Parroquias de San Fernando, San Julián y Ntra. Sra. de la Paz,
ubicadas en Cuenca capital. Somos como una gran familia compuesta por nuestros
sacerdotes, niños, jóvenes, adultos, familias… que quiere hacer de la Iglesia
un hogar cálido donde todos encuentren un espacio en el que sentirse
protagonistas. A través de los campamentos, convivencias, retiros y toda clase
de encuentros buscamos despertar, de manera especial en los niños y jóvenes, el
deseo de “engancharse” a la vida de la comunidad parroquial.
El Señor ha ido conduciendo con
mucha sabiduría y pedagogía la historia de nuestras parroquias y de los
campamentos que cada una organizaba de manera independiente. Atrás quedó el
paraje de la Fuente de las Tablas, donde organizaba San Julián sus campamentos;
o aquella casa enorme –le llamaban el Convento- de Casasimarro, donde iban en
el verano los niños y jóvenes de San Fernando; o qué decir del Convento de
Priego, donde la parroquia Ntra. Sra. de la Paz preparaba sus acampadas con
adolescentes y jóvenes… Aquello ya es historia que está llena de buenos
recuerdos. Pero llegó 2005, y en la JMJ de Colonia, nuestros tres curas “sellaron”
la unión brindando con cerveza alemana, y de la buena. Aún habría que pasar
unos años en la finca que teníamos en Beteta y en el convento de Priego.
Hacía falta un lugar más
estable, porque el campamento iba creciendo y los lugares se nos quedaban
pequeños y la organización no siempre era fácil… Y es en ese momento –a
principios del año 2013- cuando aparece el Monasterio de Santa María de la Paz,
propiedad de la diócesis de Cuenca, como lugar estable para la celebración de
nuestras actividades y, por supuesto, abierto a otras actividades que tengan
que ver con la evangelización.
Con mucho esfuerzo económico,
pero con no menos ilusión y entusiasmo, hemos rehabilitado la casa, convertida
en Albergue, y acondicionado la Finca para que quienes vengan aquí se sientan
como en casa, o, si es posible, incluso mejor que en casa.
Aquí estamos, en una nueva
“parcela” encomendada por nuestra iglesia, al servicio no solo de nuestros
niños y jóvenes, sino también dispuestos a abrir los brazos y las puertas a
todos los que necesitéis del uso de estas instalaciones. Quedamos a vuestra
disposición.